Por Eliseo Moreno Chin
Solía ser un atractivo del jardín de la casa pues era una de las plantas que se distinguían por ser uno de los más altos y de grandes hojas, daba mi flor y fruto a tiempo, y recibía atención cada determinado tiempo, pero como todo ser vivo llegan momentos difíciles en que uno cree que todo va acabar.
De pronto sentí que algo no estaba bien en mí , me empecé a sentir débil, mis hojas empezaron a caer pero no en su tiempo, y el gato que venía a rasguñar mi tallo para no hacerlo dentro de la casa porque lo regañaban ya no lo hacía, algo me hacía suponer que pronto todo terminaría para mí , una noche una parte de mi dejó de producir oxígeno y deje sentir de ese lado, es decir la mitad de mí murió, me sentí tan desesperado que comencé a despedirme de mis otros amigos porque sentí mi final cerca, el sol me hacía daño en lugar de beneficiarme como debería ser y sentí una gran tristeza, una impotencia que hasta el agua no podía absorverla porque lo rechazaba mi organismo. Desde ese día trataba de disfrutar el aire, el sol, oler todo, mirar a los insectos que poco a poco se alejaron de mí, no voy a negar que desee morir porque ya no era útil a la naturaleza para lo cual fui creado.
Una tarde nublada una persona me miró, me tocó -yo deseando que no me arrancará una hoja porque duele horrible- tocó la parte muerta de mi, sentí miedo cuando me inclinó al piso pensando que me iba a quebrar para luego yo muriera, tomó en sus manos un material y comenzó a tratar de desatorar algo, no sé que hizo pero luego me acomodó de nuevo quebró partes muertas de mi y me acarició y dijo “una segunda oportunidad”.
Pasaron dos días en que no llovía, comencé a sentir nuevamente fuerzas y mi organismo empezó de nuevo a producir oxígeno por las noches, sentí mis nueva hojas y mi tallo engrosa para tomar fuerza y resistir los vientos, las lluvia de los días. Mis compañeros están contentos porque trataré de ser nuevamente yo, aunque ya no tenga una parte de mí, esta segunda oportunidad que ahora entiendo la aprovecharé para dar lo mejor de mí y cumplir con el ciclo de vida, para hacer lo que se me encomendó, formar parte del medio ambiente y protegerlo en beneficio de los humanos, aunque a veces no lo entiendan y corten a muchos de nosotros sin medir la consecuencia que esa conlleva, agradezco al Eterno por este sabio entendimiento…y por la segunda oportunidad.