“El indio está desinteresado, estoico y sin ilustración, desprecia la muerte, la vid, el oro, la moral, el trabajo, la ciencia, el dolor y la esperanza; ama cuatro cosas, los ídolos de su vieja religión, la tierra que le da de comer, la libertad personal y el alcohol, que le procura fúnebre y sordos delirios. Es un hombre que debe vestir como monja y regalar sus magníficos dientes, pues ni ríe, ni habla, ni canta y casi ni come”. Francisco Bulnes
El sistema educativo mexicano requiere de reformas y planes de estudios que sean viables para una sociedad pluricultural. Por años, los encargados de elaborar los programas de estudios olvidaron que México alberga más de 50 etnias. Las políticas educativas se estructuraban sin considerar la pluralidad; en palabras de Rojas (1997, p 43) dichas políticas se diseñaron fuera de la propia realidad de las comunidades, lejos de sus intereses y necesidades. Han sido décadas en las que se han dictado leyes y programas en desacorde a su contexto cultural. Un claro ejemplo de lo anterior, lo proporcionaron las declaraciones de padres de familia inconformes con el calendario escolar (Hernández, Desafíos al Indigenismo, 1997):
“Ustedes dicen les enseñan muchas cosas, pero no les enseñan a trabajar. En nuestro medio el niño trabaja desde pequeño, díganle cómo aplicar lo que están aprendiendo porque ya no quieren ir a la milpa o a la leña, ni moler, coser o traer agua. Es necesario que tomen en cuenta lo que queremos. Pensamos y necesitamos. Ahora cuando más necesitamos a los niños se los llevan. ¿por qué no hacen esto cuando no estamos trabajando, cuando ya no necesitamos sus bracitos.”
La manera en cómo se debe impartir educación a los indígenas ha variado a lo largo de la historia, por lo tanto, las políticas educativas al respecto también han sufrido transformaciones. En pleno siglo XX (1955), la educación rural, por el proyecto de integración de Manuel Gamio, trataba de destruir la figura indígena, para incorporarlo a la nación. Algunas lenguas nativas, tradiciones, culturas dejaron de existir porque se pensó para que México pudiera desarrollarse tenía que homogenizar a su población. Se veía la pluralidad cultural como un problema nacional que impedía el crecimiento económico del país. Al respecto, Manuel Gamio señalaba: Para facilitar semejante tarea unificadora en dichas poblaciones heterogéneas, es menester prepararlos previamente por medio de la educación, que enseñará los distanciados elementos sociales a conocerse y a mezclarse, desterrando los prejuicios de la raza o clase, se mostrará la convivencia de unificar el idioma y de sustituir la anacrónica y deficiente manera de vivir de los grupos hoy incorporados a la vieja civilización (Rebolledo, indígena en la escuela, 1997).Como consecuencia a esta teoría, una cantidad considerable de indígenas perdieron su identidad cultural al convertirse a fuerza en mestizos.
El “gran” proyecto de Gamio y la eficacia de las instituciones, cuyo principal objetivo debería ser el bienestar del indígena, fueron cuestionados duramente por una corriente de antropólogos críticos, que consideraron un etnocidio lo que se pretendía con el proyecto de integración nacional. Bonfil Batalla, Margarita Nolasco, entre otros, plantearon la necesidad de respetar la pluralidad cultural de la nación. A partir de este momento, las políticas educativas nacionales trataron de reivindicar al indígena. Por el nuevo paradigma en la educación rural surgieron, congresos y programas que durante el gobierno de Luis Echeverría evidenciaron la necesidad de crear un sistema educativo especial que proporcionara a los indígenas educación básica, normal y universitaria en su idioma.
Según María Bertely, esta propuesta bilingüe destacó por la justicia de sus objetivos, y la coherencia de sus argumentos: estimular un bilingüismo coordinado que igualar el valor de las lenguas nativas y el castellano, además de promover el uso de la primera para estimular la horizontalidad y el intercambio cultural recíproco (Bertely, Multiculturalismo, Interculturalidad y educación (revista electrónica), 2003) A partir de esta etapa, se visualizaba al indígena recibiendo educación en su lengua, pues por décadas, los maestros rurales enseñaban sólo en español, sin importar que sus alumnos no hablaran este idioma. Al respecto, una doctora en educación preescolar compartió conmigo una vivencia que tuvo cuando trabajaba en una comunidad rural. En una ocasión, le mandaron un niño que, según la profesora de grupo, era autista porque no sabían convivir con los demás alumnos, se dormía en clase y no hablaba con nadie en el salón. La doctora, al terminar de avaluar al pequeño, percibió que su problema no era autismo, sino lenguaje, pues en casa de sus abuelos sólo hablaban el idioma maya. Y así como esta historia existen otras protagonizadas por docentes que, al ignorar el lenguaje de la comunidad, califican de “torpes” y “estúpidos” a sus alumnos indígenas.
La educación indígena por su dimensión bicultural propició que en los planes educativos de áreas rurales se preservara la identidad étnica en contra de la cultura occidental, por ello, en el discurso oficial, las propuestas curriculares se centraron en el establecimiento de escuelas de nivel normal y postgrado a partir de un enfoque centrado en la resistencia cultural. En la Propia Constitución Mexicana se refleja la nueva mentalidad en la reforma del artículo 4°, fracción VII: La Federación, los Estados y los Municipios deberán, en el ámbito de sus respectivas competencias y con el concurso de los pueblos indígenas, promover su desarrollo equitativo y sustentable y la educación bilingüe e intercultural. Asimismo deberán impulsar el respeto y conocimiento de las diversas culturas existentes en la nación y combatir todas las formas de discriminación. Con esta nueva cláusula, publicada el 26 de enero de 1992, parecía que los pueblos indígenas comenzarían una nueva etapa histórica, en la que la sociedad les reconocería su derecho a existir y a recibir educación en el contexto adecuado.
Sin embargo, para 1997, otra vez la realidad contradice el discurso oficial, en el país sólo había podido atender en escuelas bilingües a 526 220 alumnos de los 12 millones 707 indígenas que requieren de este tipo de educación (Fuente: INEGI, XI Censo General de Poblaciòn y Vivienda 1990, México 1991; INEGI, Conteo de Población y Vivienda 1995, México. 1997; INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000. México, 2001; CONAPO, La situación demográfica de México. México, 1997; CONAPO, La población de México en el nuevo siglo, México, 2001). Por los limitados resultados obtenidos en el Plan Nacional de Educación 2001-2006 se establece lo siguiente:
a) Una política de educación intercultural para todos, que impulse el desarrollo de enfoques pedagógicos para el reconocimiento de la diversidad, y fomente la valoración de que en ellas se sustenten nuestra riqueza como nación.
b) Una política de fortalecimiento de la atención educativa a la población indígena, que promueva el desarrollo de un modelo pedagógico de atención intercultural bilingüe en la educación básica, y mejore la calidad educativa de los servicios dirigidos a las poblaciones indígenas. (Plan Nacional de Educación 2001-2006)
De nueva cuenta, se reitera el compromiso de atender las comunidades indígenas. Las políticas educativas siguen proyectándose hacia la misma meta. Para ello, se abrieron escuelas de nivel normal especializadas en educación bilingüe, se modificó (en algunas regiones) el calendario escolar de acuerdo a las necesidades de la economía familiar, se dio difusión a las lenguas indígenas en las radios locales, se capacitaron a los docentes en estrategias y técnicas de enseñanza a pueblos indígenas; pero todas estas medidas se opacaron por la actitud laboral de docentes rurales.
En la actualidad los maestros rurales se siguen ausentado de sus colegios como el caso de una escuela de Ecatepec en donde hacía seis meses que los maestros se habían marchado para cobrar su sueldo. Otro ejemplo, de la falta de compromiso de algunos docentes en las áreas rurales, lo proporcionaron los maestros de entidades como Oaxaca, Chiapas, Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Michoacán y Chihuahua que han suspendido clases por meses enteros (limón, Instituto Nacional Indigenista, 2004) Ante esta situación nos enfrentamos a que no son suficientes iniciativas que reivindiquen al indígena, ni la capacitación especializada; para lograr importantes avances educativos se requiere, de igual manera, la disposición de trabajar en conjunto en una labor, pero no por ello, imposible.
Por otro lado, además de la falta de compromiso docente por los pueblos indígenas, el presupuesto a la educación en México se califica como insuficiente. A las escuelas rurales se les asigna un monto por debajo de sus necesidades; ante esta situación en las escuelas no existen instalaciones adecuadas, ni bibliotecas que fomenten la lectura y mucho menos tecnología de punta; pero lo peor de todo, es que la desnutrición de los niños de las comunidades sigue desfavoreciendo al desarrollo de sus máximas capacidades.
Pero a pesar de que nuestra población indígena evidencia que las palabras y reformas se las lleva el viento, los dirigentes políticos continúan manejando en su discurso político y en sus formas educativas el compromiso de atender las necesidades de nuestros pueblos étnicos; por lo que el Plan Nacional de Educación 2007-2012 propone (además de otros apartados):
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. Incidir, desde el Instituto Nacional de Lengua Indígenas (INALI), en el fortalecimiento de la educción indígena, impartida en la lengua de la población indígena y en español, con los enfoques intercultural y multilingüe, para que se caracterice por su calidad y altos índices de aprovechamiento: así como en el sistema educativo nacional para avanzar en el reconocimiento de los pueblos indígenas con todas sus características.
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. Promover la colaboración del INALI; INEA, CONAFE, Dirección General de Educación Indígena y la Coordinación General de Educación Intercultural y Biligüe, en la elaboración de propuestas de normas pedagógicas, contenidos, planes y programas de estudios, métodos, materiales y auxiliares didácticos e instrumentos relativos a la capacitación en lenguas indígenas.
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. Vincular las actividades de profesionalización de los agentes educativos, técnicos y profesionales bilingües con programas de licenciatura y posgrado, así como diplomados y cursos de especialización, actualización y capacitación.
De los apartados señalados la primera y la segunda cláusula vuelven a afirmar el compromiso educativo con los indígenas, por lo que nuevamente se promete un currículo académico acorde a su contexto y en el idioma del pueblo. De igual manera este plan de educción compromete a otras instituciones para lograr la capacitación adecuada de las comunidades étnicas. Sin embargo, en mi opinión, lo más novedoso se refleja en el apartado tercero, donde se establece que los profesores (sin serlo de manera académica) indígena serán apoyados en estudios de licenciatura, posgrados, curos de especialización y capacitación. En pocas palabras, se le está dando cabida a la educación superior los indígenas (`por cierto, los indígenas han tenido el derecho constitucional a la educción, pero no el dinero ni el tiempo para dedicarse a la escuela)
De esta manera, el Plan Nacional de Educación 2007-2012 visualiza al indígena como un profesionista que contribuirá en el desarrollo de su mismo pueblo. En mi opinión eso sería lo esencial (del Plan Nacional de Educación 2007-2012) y lo que había fallado por implementarse en los planes anteriores de educación: proyectar a nuestros indígenas como agentes que trabajan en las mejoras de sus comunidades. Debemos dejar de ver a los indígenas como seres incompetentes (como Francisco Bulnes, Justo Sierra, Porfirio Díaz…) Hay que creer en ellos y en sus capacidades, darles la confianza de que no necesitan personas externas a sus culturas que les digan en qué deben trabajar, cómo vestir, qué tradiciones practicar y qué lengua hablar. Ya basta de negarles el futuro que les corresponde por el hecho de ser personas con cosmovisiones al mundo cosmopolita.
Para finalizar, sólo quisiera hacer hincapié en que debemos exigirle a las autoridades competentes resultados importantes en el año 2012 en cuánto a la educación indígena se refiere. Espero que este Plan Nacional de Educación realmente busque beneficiar a las etnias y que no sea sólo otro documento oficial que se queda archivado en los cajones de oficinas burócratas que olvidan su compromiso con la sociedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bertely, María, et l. Indígenas en la Escuela, COMIE, México, 1997
Limón, Miguel, et al. Instituto Nacional Indigenista, INALI, México, 2004
Hernández, Moisés, Desafíos al Indigenismo, INI, México, 1997
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
Baretly, María, Reseña del Multiculturalismo, Interculturalidad y Educación, Revista Electrónica de Investigación educativa, Comie, México 2004, en :
http://redalyc.uaemex.mx/redalcy/pdf/140/14002009.pdf
Censo General de Población y Vivienda 1990, México, 1991; INEGI, Conteo de Población y Vivienda 1995, México 1997, en:
www.inegi.com.mx
DOCUMENTOS ELECTRÓNICOS
Plan Nacional de Educación 2001-2006, en:
www.uach.mx/planeacion/docs/pne2001-2006.pdf
Plan Nacional de Educación 2007-212, en:
www.presidencia.com.mx
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en: