por Juan Ruiz.
DESDE ARGENTINA.-Durante muchos años jueces de la dictadura militar que sonreían compasivamente frente a los habeas corpus que padres desesperados presentaban por sus hijos desaparecidos construyeron una doctrina represiva cuyo espíritu inconstitucional e inhumano se proyectó sobre la justicia del período democrático tiñéndola del autoritarismo y desprecio por la vida y la libertad de las personas que fue la marca registrada de Videla, Massera&Martinez de Hoz S.A.
“Nadie puede ser penado sin juicio previo…” reza nuestro Contrato Social, pero parece que los jueces de la democracia no pudieron sacudirse la costumbre adquirida durante el “Proceso” y continuaron – y aún muchos continúan – penando por anticipado y por su cuenta y orden a los acusados de delitos mayores mediante la utilización discrecional del instituto de la prisión preventiva previsto en el código procesal para asegurar el resultado final del juicio no para castigar a los encausados.
Ahora que aparece en el firmamento jurídico del país una nueva mentalidad judicial acorde no sólo con los preceptos constitucionales y con los pactos internacionales firmados por la Nación sino también con la doctrina que aplican los países más modernos del mundo, un viejo nuevo ícono de la derecha represora – insólitamente acompañado por gente ideológicamente parada en otra vereda – sale de nuevo a la palestra especulando con la indignación pública que provocó la excarcelación de Chabán y Villareal, igual que días antes lo hicieran Kirchner y sus esbirros recibiendo la unánime y condigna repulsa de los sectores más informados de la sociedad.
Aunque cada vez engrupe a menos gente, don “me entiende”, empujado por dos malos consejeros como el dolor y el resentimiento, sigue en su tarea de azuzar el miedo, la sed de venganza y el legítimo deseo de seguridad de personas confundidas que piensan ingenuamente que todo se soluciona con la mitad del país en prisión.
En realidad las consignas vociferadas por Blumberg frente a la muchedumbre so pretexto de petición a las autoridades no pasan de ser un episodio más de su patético intento de imponer ideas arbitrarias auxiliado por la derecha mediática que lo usa de instrumento para repicar en sus emisoras las campanas de la represión siempre listas para sacrificar los derechos de los demás mientras predican un maloliente catecismo libertario de una sola faz.
Lo verdaderamente importante es que esta vez los representantes del pueblo no vuelvan a mostrar la hilacha sancionando de apuro normas a medida del malhumor de un viejo resabio de la dictadura, que no le pagamos el sueldo para eso sino para que serena y racionalmente instrumenten los derechos y garantías consagrados en la Constitución Nacional y en los pactos internacionales.
El Ciudadano – Editor responsable: Juan Ruiz juanruiz@lepolitiq.com.ar
CORTESIA: LAVOZYLAOPINION