VOLTEJEO

Mi identidad campechana, ¿una realidad o un mito?.

Cultura

Por: Lizett Ortega Aranda

Durante el mes de octubre de los últimos años, en las diversas escuelas del Estado de Campeche se realizaron festividades para fortalecer la identidad campechana. Si la memoria no me falla, yo no recuerdo que durante mi vida estudiantil (preescolar, primaria, secundaria, preparatoria y licenciatura) haya participado en dichas fiestas; es más ni siquiera era trascendental que la gente supiera la fecha, en la cual Campeche fue fundado. Sin embargo, lo anterior parece que ha cambiado y ahora el gobierno siente la necesidad de que todos los campechanos adoptemos una misma identidad, por lo que en los colegios se exige a los maestros de historia crear en los estudiantes el sentido de pertenencia a esta tierra.

Desde hace tres sexenios, el gobierno estatal está presentando la imagen de “verdaderos campechanos” y la ilustra con la personalidad de los políticos que pertenecen a ciertos partidos. El gobierno del estado de Campeche estableció todo un mes para conmemorar la campechanidad, con la supuesta finalidad de salvar las tradiciones de Campeche; sin embargo, la identidad es utilizada en las propagandas políticas para agregar adeptos a los partidos políticos. Durante las campañas políticas algunos eslogan publicitarios decían: “Vota por el candidato del pueblo, campechano como tú y como yo…” la identidad campechana estaba presente en toda la retórica de ciertos candidatos; la identidad sirvió para que el pueblo siguiera votando por un determinado partido, ya que supuestamente en dicho partido se hallaban hombres identificados con las tradiciones y la gente campechana. ¡Qué patético! La identidad regional permite que los campechanos sigan identificados con ciertos partidos; los políticos, como diría Alain Touarine, sirven a sus propios intereses y se pueden valer de todo y de todos para obtenerlos (Alain Touraine, ¿Podremos vivir juntos?, Fondo de Cultura Económico, 2006) La identidad campechana se ha convertido en el estandarte de políticos que manipulan a la gente, sin que la mayoría de éstas perciban cómo se mueven las fichas en el ajedrez de la política.

Para continuar, quisiera de igual manera expresar mi opinión acerca de la historia oficial que, según las clases de historia, fortalecen la identidad regional. No cabe duda, la historia oficial olvida los hechos significativos que permiten entendernos como un pueblo con gran diversidad cultural; tal pareciera que la historia se centra únicamente en los piratas y que todo gira en torno a la construcción de las murallas y a las bellas haciendas del viejo sistema del porfiriato. Nunca se explica el sincretismo y la aculturación que los campechanos vivimos por haber sido una ciudad importante durante la época colonial y un puerto elemental en el siglo XIX, o bien, el impacto que tuvo la cultura de la región con la llegada de michoacanos y gente del centro de México durante el siglo XX. El sistema de gobierno quisiera que todos los campechanos nos identificáramos con los mismos héroes regionales, que en la mayoría de las veces trascendieron, por su cooperación con el gobierno. ¡Qué identidad tan hueca! Identificarnos con una historia manipulada y llena de héroes venerados como dioses.

Otra de las razones por las cuales me atrevo a dudar de la identidad campechana se basa en la diversidad cultural de este Estado. En la historia de nuestro Estado se puede conocer cómo Campeche se fue conformando por diferentes culturas (maya, española, libanesa, china…), incluso, en la actualidad en los municipios de Carmen, Escárcega, Candelaria y Palizada habita gente que proviene de otros estados; por lo que Campeche se puede entender como un gran mosaico cultural. Ante esta situación es difícil que todos los pobladores de este estado se encuentren identificados con los mismos elementos. ¿Cómo imponerle a la gente colona que coma pan de cazón cuando en esas regiones no se puede conseguir este alimento?, o bien, ¿cómo puede la mujer maya identificarse con el traje de campechana cuando siempre ha vestido el huipil? Y lo que es peor aún ¿cómo unir a los carmelitas y campechanos con elementos prefabricados por el sistema? Por todo lo anterior, deduzco que crear en todos los campechanos una única identidad regional es una tarea muy complicada, casi una tontería; sería mejor que aceptemos nuestra diversidad cultural y aprendamos a vivir juntos.

Como siguiente punto quisiera seguir expresando por qué considero un mito la identidad campechana. Por más que busco la panacea, aún no sé cómo se puede imponer a un pueblo inmerso en la globalización una identidad, basada en necesidades políticas. No podemos tapar el sol con un solo dedo, la humanidad entera experimenta un proceso en el cual…se intercambia información y se da la interacción cultural entre pueblos y naciones diferentes, posibilitadas por las tecnologías de la comunicación (León, Interculturalismo y Justicia Social, UNAM). La globalización avanza muy rápido y arrasa con las culturas de todas las naciones. Unos diez años atrás, los campechanos salían a cenar los tradicionales panuchos o tamales; pero ahora, la gente prefiere frecuentar lugares como MacDonald, Burguer King, Pizza Dominos… Los campechanos cada día nos parecemos más a otros pueblos consumidores de la comida de esos grandes consorcios alimenticios. Cabe aclarar que me encanta la gastronomía regional, pero estoy consciente que el mundo gira rápido y que nadie puede detener los cambios. La cultura no se puede meter en una caja de cristal, para impedir que reciba influencia externa. Cada día que transcurre la aculturación de los pueblos se manifiesta con más claridad, pero qué se puede hacer para que no ocurra este fenómeno social, cultural y económico. Sobre la globalización, se han escrito libros, en los cuales se vitupera y maldice este proceso; incluso existen grupos globalifóbicos que marchan por el mundo exigiendo un alto a la globalización, sin percatarse que se enfrentan a un gigante que nos pareció de manera azarosa, sino que debe considerarse como un hijo parido por el capitalismo. Para mí resulta agotador pensar en cómo redimir la cultura y salvar mi identidad regional de las garras de la globalización, pienso que sería mejor aceptar que la globalización de manera imperativa influirá en el concepto de mí misma y de todo mi entorno. Para que lo anterior no sucediera, tendría que existir un cambio en el modo de producción, el cual según Carlos Marx algún día sucederá (http://www.antorcha.org/galeria/marx-1.htm)

De igual manera, opino que la identidad campechana es más una imagen lucrativa que deja ganancias millonarias al ramo turístico. La imagen de Campeche y la gente campechana se vende a extranjeros que buscan conocer un estado diferente a las grandes urbes, donde habitan personas cálidas y muy pacíficas. http://www.presidencia.gob.mx/actividades/?contenido=23534)

La identidad Campechana la percibo como una creación de los sujetos políticos, basada en intereses económicos.

En mi caso, yo me siento como una campechana híbrida, porque, al igual que muchos de mis coterráneos, tengo en las venas sangre de varias culturas: maya, española, olmeca, azteca y quién sabe cuántas más. Debo confesar que mi campechito me agrada mucho, pero que no siento del todo esa dichosa identidad regional; pudiera ser porque los elementos de cohesión cultural establecidos por el sistema no me resultan lo suficientemente significativos. Antes de continuar, quiero especificar que nací en Campeche, pero que mis padres tienen sus orígenes en otros estados; mi padre es veracruzano y mi madre, casi yucateca (porque su padre nació en ese estado). Por lo tanto, yo prefiero la cochinita pibil que el pan de cazón; además de gustarme más la alegría jarocha que la tranquilidad campechana. Me siento parte de tres estados, pero al mismo tiempo no me integro completamente a ninguno de éstos. Quizá porque no me gusta considerarme “propiedad” de algo, o simplemente, porque me gusta percibir que la influencia de tantas culturas ha enriquecido mi vida. No me considero problemática para la sociedad en la que vivo, únicamente porque no hago, pienso y siento lo que un supuesto campechano ver dadero debe experimentar. Estoy consiente que mi cosmovisión y mi pasión por vivir se ha formado de todo lo que me rodea. Amo a los mayas y campechanos, pero también admiro a otras culturas. Soy campechana, pero también yucateca y jarocha.

Para concluir, estoy segura que si algunas personas leyeran este escrito me quemarían viva, pero qué bueno que a través de esta redacción he dicho lo que pienso de la llamada identidad campechana, concepto que desde mi punto de vista sirve a intereses políticos, con los cuales no me siento identificada. Por último, quisiera expresar que lo que me une a mis coterráneos no son los elementos creados por un sistema; me siento vinculada a mis paisanos porque todos los hombres poseemos sentimientos que nos encadenan con nuestros semejantes; dichos sentimientos nos permiten solidarizarnos e identificarnos.

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